Moteros tranquilos, toros salvajes

La chupa de cuero, icono de rebeldía antisistema, cumple 90 años, coincidiendo con un repunte del capitalismo tras una etapa de convalecencia






El Vaticano tiene la flexibilidad de un acróbata chino. Acaba de presentar el documento Oeconomicae et pecuniariae quaestiones, una especie de bula anticapitalista, mientras por otro canal contraprograma el estreno del primer fondo de inversión católico, un ejemplo idóneo de indulgencia entre rentabilidad financiera y credo (1). "No dejes que tu mano izquierda sepa lo que hace la derecha", reza el evangelio en asunto de prestidigitadores. Hace solo unos días, durante la presentación de un libro, Pablo Iglesias hacía hincapié en la dificultad de combatir el sistema porque, según observa, "el capitalismo funciona"(2). Unas horas más tarde aparecía el dichoso chalé, La casa de los espíritus de Podemos, en palabras de Manuel Jabois (3). Y ahora, el plebiscito, profetizado por Friends, como recuerda la tuitera Kuki Lucas, cuando Mónica y Chandler dan la espantada final para convertirse en familia estándar (4), la misma que después ceba de reliquias al estrambótico museo croata de Las Relaciones Rotas, donde lo mismo se encuentra un implante mamario de una mujer despechada, que un bote de lágrimas de un marido con herida de asta (5).

Era cuestión de tiempo, costumbrismo de manual, el uso irresponsable del reférendum iba a traer consecuencias adictivas. Se empieza preguntando en un reality quién debe abandonar la casa y se acaba en una consulta inmobiliaria a las bases, 1 de octubre mediante, en una sobreactuación democrática, capaz de reducir la política ficción a chismorreo. Solo se echa en falta a Mercedes Milá pronunciando la letanía: "La audiencia ha decidido..."; en algo semejante a lo que Jacques Delors definió en los ochenta como OPNI, Objeto Político No Identificado, refiriéndose a Europa (6), de donde nos llega la última tendencia masculina, el sitzplinkler teutón, la moda de orinar imitando a Toro Sentado (7)


Era cuestión de tiempo, costumbrismo de manual, el uso irresponsable del reférendum iba a traer consecuencias adictivas, en una sobreactuación democrática, capaz de reducir la política ficción a chismorreo

Theophile Gautier, un Risto del arte en pleno siglo XIX, soltó: "Prefiero la barbarie al aburrimiento" (8). Y en esas andan en el negocio musical, "el ruido más caro", en palabras del poeta, explorando nuevas fórmulas de supervivencia. A saber, dos en concreto, la post mortem y la automovilística. En el primer caso, una compañía británica ofrece la posibilidad, en los funerales laicos, de lanzar un disco homenaje al difunto, previo crematorio, impregnado con sus cenizas (9). La segunda trata de prevenir los accidentes provocados por el mutismo circulatorio de los coches autónomos, musicalizando sus motores. Mercedes-Benz ya ha escogido para su gama más refinada el metal alternativo de Linkin Park (10)

A la espera de ganancias, lo que sí podemos avanzar es que "el número de ultra ricos se duplica en España desde el inicio de la crisis" (11). Se trata de patrimonios por encima de los 30 millones de euros. Peccata minuta en el universo futbolístico, donde ese es el precio que se paga por los jugadores de poca monta. El Real Madrid lo apoquinó por Coentrao, y el Barça, por Neymar, según los cálculos de Sandro Rosell. En su columna de La Vanguardia, John Carlin divide el mundo en dos categorías humanas: "Aquellos que disfrutan de las bodas reales y aquellos que disfrutan de los partidos de fútbol. Habrá otras personas con otros intereses pero son numéricamente irrelevantes" (12).

Con semejante prolegómeno, dan ganas de rebelarse a lo James Dean. O a lo Marlon Brando en Salvaje. Tal vez, a lo Dennis Hopper en Easy Rideraunque solo sea por enfundarse un rato chupa de cuero, la icónica prenda que ahora cumple la friolera de 90 años, diseñada para motoristas por los hijos de un inmigrante ruso que perseguían el sueño americano (13). Camilo José Cela lo introdujo así en La familia de Pascual Duarte: "Los mismos cueros tenemos todos los mortales al nacer y sin embargo, cuando vamos creciendo, el destino se complace en variarnos como si fuésemos de cera y en destinarnos por sendas diferentes al mismo fin: la muerte. Hay hombres a quienes se les ordena marchar por el camino de las flores, y hombres a quienes se les manda tirar por el camino de los cardos y de las chumberas". 




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